sábado, 9 de junio de 2007

Escribiendo

Cada línea, cada frase, cada palabra, cada letra, cada signo de puntuación e, inclusive, cada espacio en blanco es parte de vos. De lo que vos escribís, es parte de uno, del momento de uno. De un estado, de ideas, esperanzas y energías. Momentos antes, no pensaba en que escribiría eso. No se me ocurriría el usar esas palabras, el componer esos ruidos y esos ambientes. Siquiera planeaba, hasta que la cólera o esos sentimientos que no se pueden escupir o vomitar, así de simplemente, se van traduciendo en sonidos y conjuntos de letras. Que a su vez forman palabras, y terminan siendo la huella de lo que antepone a donde ahora esta tu lápiz.
En el instante del alumbramiento de un nuevo monstruo, las palabras van naciendo, van renaciendo. Adquiriendo sentidos y nuevos significados según su contexto. O no. talvez, se esconden y aparecen, cuan prófugos, segundos o años después. O peor, o mejor aun, no aparecen, desaparecen, nunca nacieron y ahí vuelta a inventar. Trabajo de parto o vomito, pero esta vez, palabras. Nunca una cesárea.
Articulándose, hilvanando palabras, letras y signos de puntuación, van naciendo, creciendo y muriendo en cada punto. En cada coma, en cada vuelta de hoja y cierre de libro. Hasta que el crepúsculo vuelve a parecer y los momentos impresos corren nuevamente. Pero siempre con la misma circularidad.
Después, es como el antes. Algo más crítico, o algo más satisfecho. A lo mejor mas simple, mas complejo mas abstracto o mas uno. Después de todo, el luego nace con el segundo crepúsculo.

2 comentarios:

Carla dijo...

muchas palabras para una chica de pocas paabras ja, se te quiere despeinaooooo!! Y MUCHO

Aradia dijo...

fede, a esto le falta color!